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'lr. Éstas son las aleyas de la Escritura y de un Corán claro.
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Puede que los infieles deseen haber sido musulmanes...
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¡Déjales que coman y que gocen por breve tiempo! ¡Que se distraigan con la esperanza! ¡Van a ver...!
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Nunca destruimos ciudad cuya suerte no estuviera decidida.
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Ninguna comunidad puede adelantar ni retrasar su plazo.
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Dicen: «¡Eh, tú, a quien se ha hecho bajar la Amonestación! ¡Eres, ciertamente, un poseso!
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Si es verdad lo que dices, ¿por qué no nos traes a los ángeles?»
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Haremos descender a los ángeles de veras y, entonces, ya no les será dado esperar.
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Somos Nosotros Quienes hemos revelado la Amonestación y somos Nosotros sus custodios.
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Antes de ti, mandamos a otros enviados a los pueblos antiguos.
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No vino a ellos enviado que no se burlaran de él.
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Así se lo insinuamos ahora a los pecadores,
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pero no creen en él, a pesar del ejemplo que han dejado los antiguos.
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Aun si les abriéramos una puerta del cielo y pudieran ascender a él,
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dirían: «Nuestra vista ha sido enturbiada nada más, o, más bien, somos gente a quienes se ha hechizado».
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Sí, hemos puesto constelaciones en el cielo, las hemos engalanado a las miradas,
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y las hemos protegido contra todo demonio maldito.
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Pero, si uno de ellos escucha a hurtadillas, entonces, le persigue una llama brillante.
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Hemos extendido la tierra, colocado en ella firmes montañas y hecho crecer en ella de todo en la debida proporción.
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Y hemos puesto en ella subsistencias para vosotros y para quien no depende de vuestro sustento.
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No hay nada de que no dispongamos Nosotros tesoros. Pero no lo hacemos bajar sino con arreglo a una medida determinada.
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Hemos enviado los vientos, que fecundan, y hacemos bajar del cielo agua, de la que os damos a beber y que no sabéis conservar.
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Somos Nosotros, sí, Quienes damos la vida y la muerte, Nosotros los Herederos.
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Ciertamente, conocemos a los que de vosotros se adelantan y, ciertamente, conocemos a los que se retrasan.
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Tu Señor es Quien les congregará. Él es sabio, omnisciente.
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Hemos creado al hombre de barro arcilloso, maleable,
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mientras que a los genios los habíamos creado antes de fuego de viento abrasador.
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Y cuando tu Señor dijo a los ángeles: «Voy a crear a un mortal de barro arcilloso, maleable,
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y, cuando lo haya formado armoniosamente e infundido en él de Mi Espíritu, caed prosternados ante él».
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Todo los ángeles, juntos, se prosternaron,
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excepto Iblis, que rehusó unirse a los que se prosternaban.
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Dijo: «¡Iblis! ¿Qué tienes, que no te unes a los que se prosternan?»
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Dijo: «Yo no voy a prosternarme ante un mortal que Tú has creado de barro arcilloso, maleable».
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Dijo: «¡Sal de aquí! ¡Eres un maldito!
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¡La maldición te perseguirá hasta el día del Juicio!»
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Dijo, «¡Señor, déjame esperar hasta el día de la Resurreción!»
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Dijo: «¡Entonces, serás de aquéllos a quienes se ha concedido de prórroga
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hasta el día señalado!»
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Dijo: «¡Señor! Por haberme Tú descarriado, he de engalanarles en la tierra y he de descarriarles a todos,
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salvo a aquéllos que sean siervos Tuyos escogidos».
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Dijo: «Esto es, para Mí, una vía recta.
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Tú no tienes poder alguno sobre Mis siervos, salvo sobre los descarriados que te sigan».
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La gehena es el lugar de cita de todos ellos.
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Tiene siete puertas y cada una tendrá un grupo definido de ellos.
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Los temerosos de Alá estarán entre jardines y fuentes.
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«¡Entrad en ellos, en paz, seguros!»
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Extirparemos el rencor que quede en sus pechos. Serán como hermanos, en lechos, unos enfrente de otros.
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Allí no sufrirán pena, ni serán expulsados.
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Informa a Mis siervos de que Yo soy el Indulgente, el Misericordioso,
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pero que Mi castigo es el castigo doloroso.
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Infórmales de lo que pasó con los huéspedes de Abraham,
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cuando, entrados en donde él estaba, dijeron: «¡Paz!» Dijo: «¡Nos dais miedo!»
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«¡No tengas miedo!», dijeron. «Te anunciamos la buena noticia de un muchacho lleno de ciencia».
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Dijo: «¿Me anunciáis buenas noticias, a pesar de mi avanzada edad? Y ¿qué es lo que me anunciáis?»
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Dijeron: «Te anunciamos la buena noticia de la Verdad. ¡No te desesperes!»
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Dijo: «Y quién podría desesperar de la misericordia de su Señor, sino los extraviados!?»
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Dijo: «¿Qué es lo que os trae, ¡enviados!?»
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Dijeron: «Se nos ha enviado a un pueblo pecador.
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No incluimos a la familia de Lot, a los que salvaremos, a todos.
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salvo a su mujer». Determinamos: sería de los que se rezagaran.
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Cuando los enviados llegaron a la familia de Lot,
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dijo: «Sois gente desconocida».
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Dijeron: «¡No, sino que te traemos aquello de que han dudado!
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Te traemos la Verdad. ¡Sí, es como decimos!
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¡Ponte en camino con tu familia, durante la noche! ¡Ve el último y que ninguno de vosotros se vuelva! ¡Id a donde se os ordena!»
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Y decidimos respecto a él este asunto: iban a amanecer todos ellos, hasta el último, despedazados.
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La población de la ciudad vino, llena de alegría.
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Dijo: «¡Éstos son huéspedes míos! ¡No me deshonréis!
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¡Temed a Alá y no me llenéis de vergüenza!»
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Dijeron: «¿No te habíamos prohibido que trajeras a nadie?»
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Dijo: «¡Aquí tenéis a mis hijas, si es que os lo habéis propuesto...!»
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¡Por tu vida!, que erraban en su ofuscación.
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Y les sorprendió el Grito a la salida del sol.
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La volvimos de arriba abajo e hicimos llover sobre ellos piedras de arcilla.
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Ciertamente, hay en ello signos para los que prestan atención.
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Está situada, ciertamente, en un camino que aún existe.
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Ciertamente, hay en ello un signo para los creyentes.
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Los habitantes de la Espesura fueron, sí impíos.
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y nos vengamos de ellos. Los dos casos son típicos y claros.
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Los habitantes de al-Hichr desmintieron a los enviados.
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Les trajimos Nuestros signos y se apartaron de ellos.
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Excavaban, tranquilos, casas en las montañas.
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Les sorprendió el Grito por la mañana
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y sus posesiones no les sirvieron de nada.
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No hemos creado sino con un fin los cielos, la tierra y lo que entre ellos hay. ¡Sí, la Hora llega! ¡Perdona, pues, generosamente!
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Tu Señor es el Creador de todo, el Omnisciente.
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Te hemos dado siete de las mazani y el sublime Corán.
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¡No codicies los goces efímeros que hemos concedido a algunos de ellos y no estés triste por ellos! Y ¡sé benévolo con los creyentes!
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Di: «¡Soy el monitor que habla claro!»
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como hemos infligido un castigo a los conjurados,
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que han hecho pedazos el Corán.
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¡Por tu Señor, que hemos de pedir cuentas a todos ellos
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de sus actos!
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¡Anuncia lo que se te ordena y apártate de los asociadores!
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Nosotros te bastamos contra los que se burlan,
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que ponen, junto con Alá, a otro dios. ¡Van a ver...!
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Bien sabemos que te angustias por lo que dicen.
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Pero tú ¡celebra las alabanzas de tu Señor y sé de los que se prosternan!
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¡Y sirve a tu Señor hasta que venga a ti la cierta!