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La inevitable
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¿Qué es la inevitable?
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Y ¿Qué te hará entender lo que es la inevitable?
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Zamud y Ad desmintieron el Día de la Catástrofe.
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Los Zamud fueron destruidos por el Grito.
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Y los Ad fueron destruidos por un viento helado y veloz
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que se desencadenó contra ellos durante siete noches y ocho días sucesivos. Y podías ver a las gentes caídas en el suelo, como troncos de palmera arrancados de raíz.
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¿Ves algún resto de ellos?
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Erraron el Faraón y los que vinieron antes de él y los pueblos de la gente de Lot.
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Desobedecieron al Mensajero de su Señor y Él les arrebató con un arrebato tremendo.
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En verdad, cuando desbordó el agua, os subimos a la nave
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para hacer de ella un recuerdo para vosotros y para que lo transmitáis a los oídos receptivos.
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Cuando se sople la trompeta con un solo trompetazo
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y la Tierra y las montañas sean aplastadas y pulverizadas de un solo temblor,
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ese día tendrá lugar el Acontecimiento.
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Se quebrará el cielo y ese día no tendrá consistencia
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y los ángeles estarán sobre él y ocho cargarán ese día el Trono de tu Señor sobre ellos.
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Ese día seréis expuestos. Nada de vosotros quedará oculto.
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Así, quienes reciban su libro en su mano derecha, dirán: «¡Tomad y leed mi libro!
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En verdad, yo estaba seguro de encontrarme con la cuenta.»
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Así pues, disfruta ahora una vida satisfactoria
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en un Jardín elevado,
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frutos maduros al alcance de la mano.
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¡Comed y bebed a placer por el bien que hicisteis en los días del pasado!
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Pero quienes reciban su libro en su mano izquierda, dirán: «¡Ay de mí! ¡Ojalá no se me hubiese dado el libro
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y no hubiese sabido lo que era la cuenta!
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¡Ojalá hubiese sido esa el fin de todo!
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¡Todos mis bienes no me sirven de nada!
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¡He perdido toda autoridad!»
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«¡Prendedlo y encadenadlo!
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Luego, ¡Enfrentadle al fuego inmenso del Infierno!
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Luego, ¡Apresadle con una cadena de setenta codos y dejadle así!»
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En verdad, no creía en Dios Inmenso
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y no animaba a dar alimento al necesitado.
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Así que, hoy no tiene aquí ningún amigo.
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Ni más comida que guislin.
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No la comerán más que los transgresores pertinaces.
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Y juro por lo que veis
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y por lo que no veis
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que es, en verdad, la palabra de un Mensajero noble.
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Y su palabra no es la de un poeta. ¡Qué poca es la fe que tenéis!
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Ni su palabra es la de un adivino. ¡Que poco os dejáis amonestar!
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Es hecha descender gradualmente de parte del Señor del Universo.
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Si él hubiese presentado su palabra como palabra Mía
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habríamos tomado de él Nuestro derecho,
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luego, habríamos cortado su arteria vital
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y ninguno de vosotros habría podido ocultármelo.
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Y, en verdad, él es un recuerdo para los temerosos de Dios.
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Y, en verdad, conocemos que algunos de vosotros son desmentidores
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y él es un motivo de remordimiento para los que no creen.
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Y él es la Verdad cierta.
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Así pues, ¡Glorifica el nombre de tu Señor el Inmenso!