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Juro por los vientos huracanados
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y por las nubes cargadas de lluvia
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y por las naves que se deslizan con facilidad
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y por los ángeles que distribuyen las órdenes.
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En verdad lo que se os ha prometido es cierto
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y, en verdad, la recompensa tendrá lugar.
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Juro por los cielos llenos de adornos
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que vosotros mantenéis opiniones discrepantes.
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Quienes discrepan, discrepan de él.
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¡Que mueran los mentirosos!
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Esos que están en la ignorancia y el descuido
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preguntan: «¿Cuándo será el Día de la Recompensa?»
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Será el día en que ellos se quemarán en el Fuego:
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«¡Probad vuestro tormento! ¡Esto es lo que pedíais con premura!»
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En verdad, los temerosos de Dios estarán en Jardines y Fuentes,
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recibiendo lo que su Señor les dé. En verdad, antes de ello, eran de los que hacían el bien.
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Eran de los que dormían poco durante la noche
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y antes del amanecer pedían perdón
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y daban de sus bienes a los mendigos y a los necesitados su derecho.
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Y en la Tierra hay señales para quienes tienen certeza,
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y en vosotros mismos. ¿Cómo es que no las veis?
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Y en el cielo está vuestra provisión y lo que os ha sido prometido.
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Así pues, juro por el Señor del cielo y la Tierra, que esto es tan verdad como que vosotros habláis.
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¿Ha llegado a vosotros la historia de los nobles invitados de Abraham?
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Cuando llegaron donde él estaba y dijeron: «Paz!» Él dijo: «¡Paz! Sois gente desconocida.»
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Se fue discretamente hacia donde estaba su familia y regresó con un cordero bien cebado
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y lo puso cerca de ellos. Les dijo: «¿Es que no coméis?»
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Y sintió miedo de ellos. Ellos dijeron: «No temas» y le dieron la buena nueva de un hijo sabio.
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Entonces su esposa vino gritando y golpeando con fuerza su rostro y dijo: «¡Soy una anciana estéril!»
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Ellos dijeron: «Así lo ha dicho tu Señor. En verdad, Él es el Más sabio, Quien todo lo conoce.»
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Él dijo: «¿Cuál es vuestra importante misión? ¡Oh, Mensajeros!»
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Ellos dijeron: «En verdad, hemos sido enviados a un pueblo de malhechores
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para que lancemos sobre ellos piedras de barro
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marcadas por tu Señor para los transgresores.»
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E hicimos salir a los creyentes que en ella había
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y no hayamos en ella más que una casa de musulmanes.
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Y dejamos en ella una señal para quienes temen el castigo doloroso.
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Y en Moisés, cuando le enviamos al Faraón con una autoridad evidente.
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Pero se dio la vuelta, seguro de su poder, y dijo: «¡Un mago o un demente!»
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Así pues, atrapamos a él y a su ejército y les arrojamos al mar, pues eran censurables.
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Y en Ad, cuando enviamos sobre ellos el viento arrasador,
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que dejó todo aquello sobre lo que cayó como huesos polvorientos.
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Y en Tamud, cuando se les dijo: «¡Disfrutad por un tiempo!»
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Pero desafiaron la orden de su Señor y les alcanzó el rayo mientras lo miraban,
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sin poder ni levantarse ni ser auxiliados.
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Y, anteriormente, el pueblo de Noé. En verdad, fueron un pueblo de trasgresores.
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Y hemos construido el cielo con un poder inigualable y, en verdad, Nosotros lo poseemos en una medida incomparable.
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Y hemos expandido la Tierra. ¡Qué bendición de Expandidor!
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Y hemos creado todas las cosas por parejas. Quizás así reflexionéis.
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Así pues, escapad hacia Dios. En verdad, yo soy para vosotros un amonestador claro de Su parte.
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Así pues, no pongáis otro dios junto a Dios. En verdad, yo soy para vosotros un amonestador claro de Su parte.
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De la misma manera, no vino ningún Mensajero a quienes existieron antes de ellos sin que dijesen: «¡Un mago o un demente!»
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¿Es que se lo han trasmitido unos otros? No. Lo que sucede es que son gente rebelde.
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Así pues, ¡Apártate de ellos y no serás censurado!
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¡Y recuerda! pues, en verdad, el recuerdo beneficia a los creyentes.
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Y no he creado a los genios y los humanos excepto para que Me adoren.
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No quiero de ellos ninguna provisión ni quiero que Me alimenten.
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En verdad, Dios es Quien otorga la provisión con abundancia, el Poseedor de la fuerza, el Firme.
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Así pues, quienes oprimieron, en verdad, recibirán su parte, igual que la recibirán sus compañeros. ¡Que no quieran apresurarlo!
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¡Ay de quienes no creyeron, ese día que les ha sido prometido!